La frase «fumar en un bar» ha parido, y a su retoño le han bautizado con el nombre de «chivato».
Lo último para dorar la píldora, es denunciar a un local de hosteleria y a los fumadores que se cobijan entre las cuatro paredes del local hostelero.
Nuevas generaciones de «chivatos» pasean por las calles, sin entrar en los locales, sin consumir, solo al acecho de bocas de las cuales sale humo, en vez de palabras.

En este momento estoy saboreando un cigarrillo y escribiendo este post, en mi casa, sentado frente a mi ordenador. Mi imaginación, todavía no  define la personalidad que puede tener un individuo, el cual coge su teléfono móvil y llama a la autoridad competente, para denunciar a otro humanoide, por que esta echando humo por la boca.
Denunciar a un local, a un hostelero que se gana la vida con más ó menos honradez, el cual cuando ve a un cliente fumar, se calla.
Chivatos, una forma de intentar entrar en juego.

¿..?

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